Fundación Antonio Pérez estrena proyecto de exposiciones
La Fundación Antonio Pérez ha lanzado un nuevo proyecto llamado La Obra Invitada. Se trata de una serie de exposiciones que presentarán cada dos meses una nueva representación artística de importantes artistas internacionales. El proyecto dio inicio con la llegada del cuadro de Maurice de Vlaminck, llamado ‘Calle del pueblo’, datado entre 1935 y 1940. Esta colaboración fue posible gracias al coleccionista de arte privado Roberto Polo.
Objetivo de atraer a un nuevo público
El objetivo principal de este proyecto es atraer a un nuevo público a la Fundación Antonio Pérez. La diputada de Cultura y vicepresidenta de la Fundación, María Ángeles Martínez, subrayó la importancia de dar a conocer la Fundación y de invitar a la gente a redescubrirla. Además, se espera convertir al edificio en un lugar de proyectos artísticos permanentes que atraigan a visitantes de todo el país.
Obras de renombre internacional
La Fundación tiene previsto renovar estas exposiciones cada dos meses, manteniendo en secreto las obras hasta el momento de la exposición para sorprender a los visitantes. Se busca así extender la influencia de las obras internacionales no solo en la capital, sino también en la provincia. El proyecto comenzó de la mejor manera posible al contar con la presencia de Maurice de Vlaminck, cuyas obras se encuentran en importantes museos del mundo.
El agradecimiento a Roberto Polo
La diputada Martínez agradeció el esfuerzo e interés de Roberto Polo en el desarrollo de la cultura en Cuenca. Roberto Polo, por su parte, expresó su alegría por poder traer esta obra a la ciudad y mencionó que en España solo hay tres obras de Maurice de Vlaminck en colección permanente expuestas en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Se mostró dispuesto a seguir colaborando con la Fundación en su objetivo de democratizar el conocimiento artístico.
Maurice de Vlaminck y su estilo ecléctico
Roberto Polo destacó que Maurice de Vlaminck fue uno de los impulsores del movimiento ‘fauves’, junto a Matisse. Este movimiento buscaba romper con el impresionismo y el neoimpresionismo, pero Vlaminck evolucionó su estilo al combinar influencias del expresionismo de Vincent van Gogh y del formalismo de Cézanne, precursor del cubismo. El cuadro, exhibido en perfectas condiciones, refleja la fuerza y el estado de ánimo a través de colores contrastados y una perspectiva exagerada.
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